domingo, 23 de noviembre de 2008

Reflexión crítica sobre las prácticas docentes.

Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que las prácticas educativas promueven procesos continuos de cambio, pero el docente nunca da muestra de la misma ya que no se plasman en las prácticas pedagógicas, por lo tanto estas se llevan solo desde una unidireccionalidad es decir del sistema al aula y no en forma viceversa.
Por lo tanto algunos componentes claves a señalar serian, currículum flexible, promoción continua, buena organización escolar, en cuanto al ambiente enfocado al aprendizaje.
Si se habla de formación algunos elementos a tener en cuenta serian: las prácticas reflexivas, lenguaje y si se parte del proceso de enseñanza aprendizaje, se plantea de que el alumno construya su propio conocimiento, asimilando nuevos conocimientos sobre la base de los ya conocidos.
Sin embargo muchas veces estos enunciados quedan en simples palabras y las intenciones para lograr lo antes mencionado no superan las buenas intenciones.
Si bien es cierto que las intenciones educativas son importantes y la reflexión sobre la práctica también para lograr estos cambios es necesario un cierto grado de rigurosidad, sistematización y metodicidad aplicada a la búsqueda de los mismos. Para cambiar nuestras prácticas docentes es indispensable tener lo que Paulo Freire llama “curiosidad epistemológica”, que no es ni más ni menos que una curiosidad metódicamente rigurosa.
Parte de esta curiosidad epistemológica es la capacidad de cuestionar no solamente nuestras propias conductas, conocimientos y creencias, si no que sientan las bases para la misma. Conocer nuestras propias formas de conocer e interpretar la información implica examinar nuestros propios supuestos.
En el marco de nuestras prácticas pedagógicas tenemos que cuestionar las teorías que orientan nuestras conductas para poder así transformarla. La reflexión crítica sobre nuestras prácticas es una etapa medular porque permite evidenciar la brecha entre el discurso y la práctica, entre la intención y la acción, entre lo ideal y lo real. Es el momento de la toma de conciencia sobre las creencias, conocimientos y conductas de nosotros mismos para poder transformarla. Es importante conocer en que consiste éste proceso y como poder orientarlo para poder generar verdaderos procesos de reflexión crítica sobre la práctica educativa y pedagógica.
Las demandas sociales, familiares y profesionales se vuelven más complejas y exigentes cada día. La globalización nos presenta diferentes culturas, religiones ideologías, percepciones y opiniones, es por eso que no podemos seguir enfrascados en nuestras propias perspectivas y debemos interactuar con otros y comprender que esto abre una puerta muy importante a ver lo diferente de nuestras propias concepciones, es decir a autoevaluarnos, revisar nuestros propios sistemas de creencias y valores, los propios conocimientos, las propias actitudes y conductas y consecuentemente los supuestos que subyacen en él.
Tenemos que asimilar la diversidad de formas de pensar en el mundo y no solamente operar con nuestras propias creencias, conocimientos y opiniones, sino que también brindar ayuda pedagógica para que los alumnos construyan o reconstruyan las propias en forma autónoma e independiente. Todo lo cual requiere de una apertura ideológica, religiosa, epistemológicas y un compromiso ético profesional. Para esto es necesario tener la capacidad de percibir la forma en que aprenden los alumnos y como nuestras acciones en la función de docentes influyen en dicho aprendizaje, esto exige la toma de conciencia sobre las propias formas de actuar y de pensar. Es necesario evaluar y cuestionar los supuestos que orientan las propias creencias, conocimientos y conductas y ser capaz de transformarlo. Esto es sumamente difícil porque se trata de aprendizajes enraizados en la propia identidad y en las concepciones ideológicas y epistemológicas.
También a todo esto se le debe añadir un cuestionamiento a las relaciones de poder y de los patrones opresores y destructivos para poder cambiar la realidad haciéndola más equitativa y justa.
En la medida que se desarrolla la capacidad para cuestionar los propios supuestos estas situaciones son percibidas como oportunidades de desarrollo personal.
Los supuestos son elementos importantísimos en el proceso de enseñanza aprendizaje y que son “sistemas de creencias que determinan las formas en que se interpreta lo real”. Es decir que cuestionar los supuestos que forman su marco de referencia o la forma de percibir y conocer, es también desarrollar mayor capacidad de comprender diferentes puntos de vista y de percibir los patrones de los propios pensamientos y acciones con la finalidad de cambiarlos.
Es decir, que permitirnos una reflexión crítica como objetivo en nuestra practica docente deberá ser una postura a largo plazo y poder ver los resultados en la forma de hacer y ver las cosas.

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La sonrisa de un niño es el nectar cotidiano de la vida.

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